Artículo publicado en la revista Independientes Digital, revista especializada en drogodependencias.
Texto original: http://independientesdigital.wordpress.com/2012/03/13/hipnosis-y-juego-patologico/
Hipnosis y juego patológico
El pasado mes de febrero los psicólogos Rosa Montesinos y Daniel Lloret de la Asociación Vida Libre para la Ayuda a Afectados por la Ludopatía de Alicante, creada en 1991, aportaron evidencia empírica sobre la eficacia y la eficiencia de la hipnosis despierta como coadyuvante para rehabilitar a este tipo de pacientes. Como explica Montesinos, “la hipnosis es una situación en la que a través de sugestiones se provocan reacciones físicas (por ejemplo relajación, o analgesia, si se quiere utilizar para calmar el dolor), emocionales (por ejemplo, alegría o emociones positivas y motivadoras para la depresión), cognitivas (por ejemplo, pensamientos realistas, amnesia para olvidar sucesos traumáticos hasta que la persona los pueda afrontar), o motoras (pesadez corporal, ligereza, etc.), y que el paciente las vive como acontecimientos automáticos, involuntarios, aunque está siguiendo las sugestiones sugeridas para que esto ocurra”.
De esta manera, para el tratamiento de la ludopatía, se pretende que esas sugestiones cambien la activación fisiológica y el deseo de jugar “por relajación, indiferencia y rechazo de la conducta de juego y el fomento de la autoestima y la autoeficacia para controlar su adicción al juego”, comenta la psicóloga. No obstante, estos cambios son temporales. Así, es necesario que el paciente aprenda autohipnosis de manera que él mismo se pueda aplicar las sugestiones hipnóticas de manera frecuente durante un tiempo.
La principal ventaja de la hipnosis para el tratamiento de la ludopatía es que permite reducir el tiempo de tratamiento. “Los resultados del estudio indican que el tratamiento que incluye las técnicas de hipnosis es más eficiente, es decir, es más breve (se necesitan menos sesiones terapéuticas para la consecución de la deshabituación de la conducta de juego) y aumenta el nivel de cumplimiento de las tareas terapéuticas”, señala. Así, la hipnosis permite que el enfermo aprenda antes a controlar sus impulsos de jugar y, por tanto, las sesiones se reducen un tercio. “El entrenamiento en autocontrol habitual requiere aprender la técnica de relajación progresiva y la práctica de técnicas cognitivas, que necesitan como mínimo de cinco sesiones, mientras que el entrenamiento en autocontrol utilizando las técnicas de hipnosis se realiza en 3 sesiones. Así, en total, el tratamiento para dejar de jugar y conseguir la deshabituación de la conducta de juego consta de 7 sesiones con hipnosis frente a 11 con las otras técnicas”, matiza Montesinos.
El comienzo de la investigación
“El hecho de que los psicólogos de la Asociación Vida Libre profundizáramos en la hipnosis clínica y posteriormente nos especializáramos en Hipnosis Despierta según el Modelo de Valencia, nos hizo pensar en investigar si la hipnosis resultaría una técnica eficaz y potenciadora del tratamiento cognitivo- conductual, que es el de mayor eficacia probada empíricamente, en el tratamiento de la ludopatía, trastorno éste que venimos tratando desde hace veinte años”, comenta Montesinos. De este modo, el objetivo que se pretendía alcanzar con esta investigación era tratar de comprobar si la hipnosis era válida en el tratamiento del juego patológico y observar si aumentaba la eficiencia y la eficacia del procedimiento cognitivo-conductual.
Esta investigación, además, permitió comprobar que, aunque la adhesión al procedimiento era similar (en ambos casos alrededor del 65% de los pacientes finalizaba el tratamiento) “el grupo de hipnosis había cumplido mejor las tareas terapéuticas”, especifica la psicóloga. Igualmente, durante el tratamiento, el grupo de hipnosis tuvo menos episodios de juego que el otro grupo experimental. Transcurridos seis meses después del tratamiento, el nivel de abstinencia era similar en los dos grupos. Así, en la actualidad, el tratamiento con hipnosis es el elegido por esta asociación, aunque se sigue empleando el anterior procedimiento para las personas que lo deseen.
Sin embargo, es necesario precisar que la hipnosis es un coadyuvante y nunca debe ser utiliza como única terapia. “Tiene que haber un tratamiento sin hipnosis y un profesional que siempre ha de llevar ese tratamiento. A ese tratamiento que ya funciona, como el cognitivo-comportamental, se le añade la hipnosis. Ésta como única forma de intervenir no suele ser útil para casi nada”, salvo para algunos tipos de dolor específico, explica Antonio Capafons, catedrático en psicología de la Universidad de Valencia y encargado de formar en los procedimientos hipnóticos a los psicólogos de Vida Libre, pues es el creador del Modelo de Valencia de Hipnosis Despierta usada en esta investigación. “Hay una máxima en las sociedades científico-profesionales de la hipnosis: ‘Primero sepa tratar el problema sin hipnosis y si sabe hacerlo sin hipnosis, posteriormente añádasela para mejorar la eficacia y la eficiencia’ Si no se sabe utilizar ningún procedimiento para poder trabajar en ese problema sin hipnosis, con hipnosis tampoco”, concluye Capafons. Así, la hipnosis es un coadyuvante para el tratamiento cognitivo-conductual de la ludopatía, ya que, como señala el catedrático, el paciente “tiene que aprender no solamente hipnosis sino que tiene que aprender una forma de pensar distinta y una manera de manejarse en la vida, de afrontar los problemas y el estrés diferente”. Así, el paciente debe tener claro que, aunque la hipnosis le va a ayudar en su recuperación, ha de esforzarse para conseguirlo.
Otras adicciones
Aunque hay poca evidencia empírica del uso de la hipnosis para ayudar a la rehabilitación de otras adicciones, se han realizado algunos estudios con el tabaco. No obstante, como precisa Capafons, “todavía falta evidencia para decir que la hipnosis incrementa la eficacia de los procedimientos al uso”. En el caso de tabaquismo, es necesario decir que muchas personas abandonan esta droga sin pedir ayuda profesional. Simplemente deciden que va a ser el último día que van a fumar. Pero en el caso en el que la persona acuda a un profesional que emplee la hipnosis, ésta le permitirá al paciente, por ejemplo, “recuperar la emociones, los sentimientos y los afectos” que poseía antes de comenzar a fumar “para ponerlos en marcha justamente ahora que se pueden producir” sin necesidad de fumar, como afrontar el estrés o acabar una buena comida sin sentir deseo de fumar, explica Capafons. Así, a través de la hipnosis, se le puede ayudar a la persona a recordar momentos de su vida en los que el síndrome de abstinencia provocado por la falta de tabaco no existía o cuando fumó el primer cigarrillo y lo desagradable que fue. Y precisamente este hecho, entre otros, ayuda a reducir dicho síndrome.
Derribando mitos
No obstante, es necesario derribar varios mitos que se han ido creando alrededor de la hipnosis. Así, como señala Capafons, “el primer mito para desterrar es que la hipnosis es una terapia que lo cura todo y que sirve para todo y que lo puede aplicar cualquiera sin ninguna titulación oficial”. De esta manera, para usar la hipnosis, la persona debe tener un título que le cualifique para tratar problemas médicos o psicológicos y estar formada en hipnosis científica.
Asimismo, continúa Capafons, “la hipnosis no es un estado de sueño. No significa que alguien esté en un estado de conciencia alterada y que se le pueda influir y hacerle perder el control sobre sus respuestas. No se puede convertir a nadie, a partir de la hipnosis, en un delincuente ni nadie va a hacer nada que no quiera hacer bajo hipnosis”. De esta forma, la hipnosis no es un procedimiento para hacer perder el control sino que se trata de un procedimiento para generar autocontrol.
Finalmente, otro mito que sería necesario desterrar es que “una persona que esté hipnotizada dice siempre la verdad, y que lo que recuerda bajo hipnosis sea exacto, ni siquiera que ocurrió. Se ha demostrado desde hace muchos años que esto carece de base científica”, indica Capafons. Igualmente, la hipnosis tampoco ayuda a que la persona tenga capacidades excepcionales, sino que “ayuda a potenciar los recursos que la persona ya tiene”, explica el catedrático.