En la puerta de su «consulta», el acusado había colocado una placa que rezaba «Titulado Superior en terapias biológicas, acupuntura, hipnosis, quiromasaje, reflexoterapia y medicina natural».
EFE/SEVILLA
Actualizado 17/02/2007 – 13:22:02
La Audiencia de Sevilla ha condenado a 16 meses de prisión a un curandero que se hacía pasar por médico y que colocó carteles a la puerta de un ambulatorio en los que aseguraba tener una vacuna contra el cáncer «que lo curaba en el 70 por ciento de los casos».
La sentencia de la Sección Séptima, a la que tuvo acceso Efe, rechaza el recurso del acusado y confirma en todos sus extremos la condena de un juzgado penal por delitos de intrusismo y contra la salud pública, pues las «fórmulas magistrales» que vendía «podían ser peligrosas para la salud» y en algunos casos su uso está prohibido legalmente en España.
La sentencia le reprocha que, pese a carecer de cualquier título académico que le habilitase, tenía abierta una «consulta» en el barrio del Cerro del Aguila donde llevaba a cabo un «despliegue escénico» con «camilla, botes con aparentes fármacos, elementos de acupuntura y hasta un ordenador en el que guardaba documentación como si fuera un médico en ejercicio».
Así, la Policía se incautó de documentos «en los que manejaba conceptos como ‘datos personales de pacientes, informe de exploración, diagnóstico y tratamiento'», recuerda la sentencia, y en la puerta de sus dependencias anunciaba un número de teléfono para «consulta y citas».
El caso contra J.J.L.G., de 29 años, fue desvelado por un programa radiofónico de Sevilla, al que llamó un oyente alarmado cuando descubrió en las puertas del ambulatorio de Las Candelarias anuncios del acusado bajo el título de «Jaque al cáncer» y «Dr. L. García» con un número irreal de colegiado en el Colegio de Médicos de Sevilla.
Un periodista le llamó por teléfono y grabó una conversación en la que el curandero «le dijo que había descubierto una vacuna contra el cáncer que lo curaba en un 70 por ciento de los casos».
En la puerta de su «consulta», el acusado había colocado una placa que rezaba «Titulado Superior en terapias biológicas, acupuntura, hipnosis, quiromasaje, reflexoterapia y medicina natural».
Junto a la condena de ocho meses de cárcel por un delito de intrusismo profesional, la Audiencia le impone otros ocho meses por un delito contra la salud pública, pues las sustancias que manejaba «podían ser potencialmente peligrosas para la salud» como la cassia angustifolia, fucus vesiculosus y rahamnus pursiana.
Otras como la cannabis sativa (cáñamo) «no se emplea en terapéutica en España por estar su utilización prohibida legalmente al ser sustancia psicotrópica», añade la sentencia.
El acusado alegó que tenía esas sustancias por coleccionismo, pero los jueces creen que «en un escenario como el de autos, toda una consulta, es razonable colegir que tales materiales estaban allí para su aplicación a quienes acudieran para ser tratados», pues «no era preciso tamaño despliegue escénico» si sólo los conservaba para uso propio.