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Curso: Introdução à hipnose clínica no ISPA-IU/DFP, Lisboa ( Portugal).


DESTINATÁRIOS:

• Psicólogos, médicos e psicoterapeutas
• Finalistas do mestrado integrado de Psicologia e Medicina

CALENDARIZAÇÃO

As sessões decorrerão das 9:30h às 12:30h e das 14:00h às

16:00h , nos seguintes dias:

Janeiro: 28 e 29
Fevereiro: 4, 5, 11 e 12

FORMADOR

Prof. Doutor António Capafons Bonet, PhD (Professor titular da Universidade de Valência, Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Membro do Grupo de trabalho “Hipnosis Psicológica” do Colégio Oficial de Psicólogos, membro da British Society of Experimental and Clinical Hypnosis, da Society of Psychological Hypnosis (División 30 de la American Psychological Association e Fellow da Society of Clinical and Experimental Hypnosis
(http://www.uv.es/capafons/curric.htm)

INSCRIÇÕES
(Limitadas a 16 formandos)

PROFISSIONAIS: TOTALIDADE 364 E FRACCIONADA 187 E x 2 mens.

FINALISTAS: TOTALIDADE 340 E FRACCIONADA 175 E x 2 mens.

MAIS INFORMAÇÃO

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Este gato no es un Hipnotizador O Cómo buscar un hipnotizador cualificado

Steve K. D. Eichel, Ph.D., ABPP

Copyright HypnosisNetwork.com © 2005

(Originalmente publicado en http://www.hypnosisnetwork.com/library/cat_hypnosis.php)

(Traducido  al castellano con autorización del autor,  por Mª Elena Mendoza Figueroa y revisado por el Grupo de Hipnosis Psicológica del Colegio de Psicólogos de la Comunidad Valenciana; © de la traducción (2007))

Felix, Fritz, Garfield y Morris. A esta lista de gatos conocidos puedo añadir al mío, Dra. Zoe D. Katze, Ph.D., C.Ht., DAPA. Aunque su éxito en Google de 205 visitas (4/5/05) palidece en comparación con el de Garfield (más de 735.000), es, sin embargo, mayor que el de muchos psicólogos auténticos, incluido yo mismo.

¿¡Un gato con licenciatura y certificaciones!? ¿Cómo puede ser?

En el año 2002 como experimento solicité y obtuve diversos certificados en nombre de Zoe. Para obtener su certificado de hipnoterapeuta expedido por la National Guild of Hypnotists (NGH), la International Medical & Dentistry Hypnotherapy Association (IMDHA) y la American Board of Hypnotherapy (ABH), sólo tuve que llenar las solicitudes en Internet (con información inventada) y pagar la tasa de solicitud. Dado que en el pasado fui asesor de esta asociación, me fue posible obtener, además, la certificación del consejo (Diplomate) para mi felina con la American Psychotherapy Association. Para leer mi artículo que detalla la falaz acreditación de la Dra. Zoe D. Katze, siga este enlace:»http://www.dreichel.com/dr_zoe.htm» (Nota de la traductora: para leer la traducción al castellano de ese artículo pulse aquí)

Originalmente, sólo publiqué mi artículo en mi propio sitio web, así como en la página web que administro de la Greater Philadelphia Society of Clinical Hypnosis. Pero un año más tarde la historia de Zoe fue descubierta por un escritor de la revista de Internet de la American Bar Association, y después de eso, el fraude del minino ha sido ampliamente difundido, y ha generado distintas reacciones.

La historia de Zoe ha sido aprovechada por un gran número de fuentes de Internet, incluidos los sitios pertenecientes al ganador del “Genius Award” de la Fundación MacArthur, James Randi, al psicólogo especializado en auto-estima Nathaniel Brandon y al consultor y experto en falsas certificaciones del «Dipscam» FBI, John Bear. Las lecciones aportadas por mi «Proyecto de Acreditación del Gato” se han incorporado en diversas clases de la licenciatura de psicología, en un programa de psicología forense, y por lo menos en la página web de formación para la obtención de la licencia de un estado. Sin embargo, mi favorita sigue siendo la maravillosa sátira publicada por 110 Factor, alegando que la acreditación de Zoe es parte de un gran complot de los gatos súper inteligentes para dominar el mundo y establecer un Nuevo Orden Gatuno.

Sin embargo, no todas las reacciones han sido positivas. El IMDHA escribió una carta a mi empresa de tarjetas de crédito en la que, curiosamente (ya que son los destinatarios de mi dinero), intentaron acusarme de un uso fraudulento ¡de mi propia tarjeta de crédito! La carta me fue reenviada con una nota incrédula indicando que el único que podría hacer esa denuncia era, por supuesto, yo (El IMDHA no tuvo ningún reparo en quedarse mi dinero, así como tampoco esto importó a ninguna de las otras asociaciones). ……….

La National Guild of Hypnotists escribió una editorial mordaz sobre mí. También fui el tema del blog de un hipnólogo lego en el que un conocido miembro de la NGH se refería reiteradamente a mí como, “el deshonesto, tergiversador, mentiroso llamado Steve K. D. Eichel”, entre otros epítetos. Fue necesaria la amenaza de una denuncia por difamación para acabar con esa diatriba.

A diferencia de la Medicina y el Derecho, que están estrictamente controlados por las leyes estatales y federales, la salud mental y la hipnosis están, en gran parte, no reguladas (las razones para ello son demasiado complejas para desarrollarlas en este artículo, pero se tratan en el artículo I al que se hizo referencia anteriormente). Lo que esto significa para los consumidores es que, cuando encuentren a un médico o a un abogado en Internet o en las páginas amarillas, pueden estar razonablemente seguros de que el profesional ha obtenido una licenciatura de forma legítima (M.D. o J.D.), y tiene la licencia para ejercer en ese estado. Esto también significa que, si algo sale mal, los consumidores conocen las posibles vías de reclamación.

No es este el caso en la salud mental o en la hipnosis. A menos que el profesional tenga la licencia para ejercer en el estado, no hay garantía de que su hipnotizador o «terapeuta» tenga educación o formación alguna. En los casos más extremos, al parecer, ni siquiera tienen la garantía de que su «profesional» sea un ser humano.

De la misma manera que cualquier persona puede ser «ordenada» como ministro en ciertas «religiones» simplemente rellenando un formulario de solicitud en Internet, y pagando una tasa, es absurdo lo fácil que es conseguir credenciales de tener formación en hipnosis y en psicoterapia. Hasta el día de hoy, la NGH y la ABH siguen aceptando solicitudes de certificación mediante Internet; hasta donde sé, el único requisito “nuevo” de la NGH desde el escándalo de Zoe es pedir una fotocopia del carnet de conducir con foto. Este requisito es eficaz para evitar que los gatos consigan su certificado de miembros, pero, ¿qué impedirá a la hija de su vecino, de 18 años de edad, convertirse en una “hipnoterapeuta certificada” si ella quiere (y no le importa falsear su identidad profesional)?

Por lo que puedo decir, la American Psychotherapy Association aún no solicita mucho más que un formulario con una auto-valoración (y 350 dólares) para convertirse en un «Board Certified Diplomate» en psicoterapia, aunque el Dr. Block ha declarado públicamente que en la APsyA se trabajará para impedir que cualquier otra inscripción no humana se “filtre debido a que el proceso no es del todo estricto”.

Las licencias, las certificaciones y los títulos de licenciatura no garantizan que un hipnotizador/terapeuta sea competente, pero son un buen comienzo. El que un profesional esté debidamente acreditado, al menos significa que es, hasta cierto punto, responsable de sus actos. Estos son algunos consejos para los consumidores prudentes:

1. Un graduate degree (máster) no es un graduate degree (grado académico). Los títulos académicos, incluidos los doctorados, se pueden comprar en las universidades «acreditadas» de Internet. Estas universidades están dentro del título genérico de «fábricas de diplomas o de títulos». La mayoría de la gente asume erróneamente que cuando una universidad dice que está «acreditada», significa que está acreditada por un organismo reconocido por el Department of Education (DOE) (Nota de la traductora: en España sería el Ministerio de Educación y Ciencia – MEC). Esto no es necesariamente así; algunos de los títulos más indignantes son «acreditados» por las mismas organizaciones que los crearon, y de las que ellos son los únicos «miembros acreditados”. Otras organizaciones se han unido con instituciones afines para formar sus propias agencias de “acreditación independientes”. Muchas de ellas existen sólo como números de apartados de correos, o como un archivo en una oficina.

Las instituciones afiliadas a las organizaciones religiosas son otro asunto aparte. En los EE.UU., las escuelas que están afiliadas a las iglesias están, o pueden optar por estar, exentas de muchas regulaciones gubernamentales. Algunas de estas escuelas son bastante buenas, y se les ha denegado la acreditación por el Departamento de Educación (Department of Education, DOE, en los EE.UU.) simplemente por motivos religiosos. Otras, sin embargo, se han formado con el fin de conceder a su clero el ubicuo título de «Doctor en Divinidad» u otros doctorados bajo la creencia de que el que tenga el título ganará respeto (una buena fuente de información sobre educación post-secundaria falsa vs. legítima, puede encontrarse en la magnífica página web de John Bear – http://www.degree.net/. También vale la pena leer el artículo del Dr. Bear sobre fábricas de diplomas, ubicado en http://www.degree.net/html/diploma_mills.html). En la hipnosis y en la psicoterapia, que son en gran medida no regladas, hay una variedad de fábricas de diplomas semi-legítimas e ilegítimas que ofrecen el doctorado de counseling, psicoterapia e hipnoterapia. Un título relativamente nuevo, ha sido el de “Doctor en Hipnoterapia Clínica” («Doctor of Clinical Hypnotherapy” degree, DCH). Por lo que sé, nadie ha investigado a fondo la legitimidad de este título, si bien ninguna de las instituciones que lo acreditan parece estar plenamente acreditada por organismos reconocidos por el DOE.

Si Ud. no está seguro acerca de la legitimidad de la universidad que le concedió el título a su potencial terapeuta, vea si está en la lista de la página web del Departamento de Educación Post-Secundaria: http://http://ope.ed.gov/accreditation/ (Nota de la traductora: para ver información sobre este tema en castellano pulse aquí)

2. Los principios básicos de la hipnosis no son difíciles de aprender. Cuando estaba en la universidad, aprendí por mí mismo los principios básicos de la hipnosis de un libro que compré en una librería de libros usados. Muchas asociaciones de legos de la hipnosis prometen dar certificados a quienes han realizado un curso de fin de semana. Hace unos 10 años escribí un artículo en el que pedía la concesión de licencias y la regulación de los hipnólogos legos (véase http://APMHA.com/page9.htm). Bajo la supervisión de un profesional sanitario con licencia para la práctica, veo pocas razones para creer que los para-profesionales de la hipnosis (i.e., hipnólogos legos) no deberían poder realizar intervenciones básicas de hipnosis. Sin embargo, es ir demasiado lejos el creer que una certificación de hipnosis conseguida en un curso de  un fin de semana es formación suficiente para que una persona con el bachillerato trate a personas con fobias, ansiedad, depresión o trastornos de hábitos (por ejemplo, las adicciones). La hipnosis clínica es una técnica fundamentada en prácticas médicas y psicológicas aceptadas, que incluye la capacidad de evaluar y diagnosticar problemas psicológicos. Las organizaciones de hipnosis de legos como la National Guild of Hypnotists certifican a una amplia gama de miembros, algunos de los cuales son profesionales de la salud con licencia para la práctica y muchos de los cuales no lo son. He revisado la descripción de muchos programas de formación de la NGH y un gran porcentaje de estos incluye formación clínica. Por lo que sé, estos programas están abiertos tanto a los clínicos cualificados como a las personas no cualificadas o «legos». No parece que se intente limitar la formación clínica a los clínicos adecuadamente titulados.

Y, por supuesto, la NGH y otras asociaciones de hipnólogos legos concedieron certificados y títulos a mi gata, lo cual no deja en muy buen lugar a sus procesos de selección.

3. El tener licencias para la práctica y títulos de licenciado legítimos no puede garantizar la competencia del profesional, pero es un buen comienzo. Por otra parte, ir a un profesional autorizado por lo menos le garantiza cierto grado responsabilidad. Si un psicólogo o un consejero profesional con licencia se comporta inadecuadamente, o lleva una práctica cuestionable, hay consejos estatales de licencias de práctica y asociaciones profesionales nacionales que supervisan a estos profesionales, a los que un cliente puede presentar una queja. Todos los psicólogos con licencia de práctica están obligados a tener seguros de mala praxis. Sin embargo, esto no es así para los  hipnólogos legos. He proporcionado asesoramiento psicológico forense en varios pleitos que involucraban a hipnólogos legos, y el fondo de la cuestión es que, si un hipnólogo lego presenta una mala praxis, el cliente puede no tener ningún recurso legal, ni manera de corregir la situación o, de ser necesario, de que el terapeuta sea expulsado de la profesión.

4. ¿Dónde puedo encontrar a un profesional cualificado formado en hipnosis clínica? Además de la palabra y referencias de otros profesionales de confianza (siempre un buen lugar para comenzar), se puede consultar los directorios de miembros de la American Society of Clinical Hypnosis (http://www.asch.net/), de la Society of Clinical and Experimental Hypnosis (http://www.sceh.us/) y de la American Psychotherapy & Medical Hypnosis Association (http://APMHA.com/) (Nota de la traductora: puede encontrar una relación de profesionales cualificados en: http://www.grupohipnosiscopcv.es/wordpress/informacion-para-usuarios/profesionales-cualificados/). Los tres exigen la licencia para la práctica profesional sanitaria para autorizar la inscripción; además la ASCH y la APMHA certifican a los miembros que han completado un curso de formación prescrito. Zoe, mi gata, no hubiera conseguido ser miembro de estas organizaciones. Asimismo, hay unos cuantos sitios web orientados a la hipnosis (incluido éste [Nota de la traductora: el autor se refiere a su página web aunque esto también ocurre en esta página web, del Grupo de Trabajo de Hipnosis Psicológica, que está usted leyendo]), que sólo recomiendan a los profesionales cualificados.

A veces me preguntan acerca de las cintas y CDs de hipnosis ¿Funcionan? ¿Cuáles son los mejores? No cabe duda de que las personas pueden ser hipnotizadas por medio de cintas; a fin de proporcionar una inducción estandarizada, se han utilizado cintas de audio durante años en los estudios universitarios de los fenómenos hipnóticos. Sin embargo, la investigación sobre la eficacia de las cintas y CDs es escasa. Para ciertos objetivos (como el insomnio) con personas motivadas, las grabaciones de hipnosis pueden ser tan eficaces, o casi tanto como la hipnosis «en directo»; para otros problemas, la hipnosis en vivo ha demostrado ser consistentemente más efectiva. Un estudio indicó que las personas que escuchan cintas de hipnosis tienden a sobreestimar los efectos beneficiosos de esas cintas. Es decir, creen que les ayudaron más de lo que realmente lo hicieron. Curiosamente, diversos estudios indican que el uso más eficaz de las sugestiones hipnóticas grabadas en cintas es cuando se usan junto con la hipnosis en vivo. La combinación de la hipnosis en directo y su grabación produjo significativamente más el efecto deseado que cualquiera de las dos solas.

También hay que considerar que existe el potencial de lo que yo llamaría efectos «no deseados» o incluso nocivos de las grabaciones de hipnosis. Los estudios han demostrado que las sugestiones hipnóticas grabadas que apoyan las creencias “inusuales” o controvertidas sobre la hipnosis, tales como la regresión a vidas pasadas, pueden alterar significativamente el sistema de creencias de la persona.

En general, mi recomendación acerca de las cintas y CDs de hipnosis es utilizarlos con cautela. Pueden ser muy útiles cuando se adquieren y se usan con  planificación y con un examen cuidadoso. Son aún más eficaces cuando se utilizan en combinación con la hipnoterapia en vivo. Creo que las siguientes directrices aumentarán la probabilidad de adquirir una cinta o un CD de hipnosis seguro y efectivo:

1. Busque la etiqueta de la asociación que la avala. Así como he sugerido al buscar un hipnoterapeuta clínico «en vivo», sus probabilidades de adquirir una cinta o un CD de hipnosis seguro y eficaz se incrementan si se limita a los producidos por los profesionales sanitarios con licencia para la práctica en salud mental o por los profesionales de la medicina que están debidamente formados y tienen credenciales para el uso de la hipnosis clínica. En mi experiencia, los clínicos que son miembros de (o, mejor aún, que están certificados por) la ASCH, la SCEH o la APMHA suelen encajar en esa descripción.

2. Busque una fuente de confianza. Si usted no conoce a un profesional cualificado que grabe cintas y CDs de hipnosis, puede encontrar una editorial en Internet que le pueda ayudar. HypnosisNetwork.com es una de ellas. Un buen «control de calidad» para verificar la editorial es revisar su página web, prestando especial atención a las cualificaciones de las personas asociadas con ella. Desconfíe de los sitios web que emplean un evidente lenguaje “rimbombante o exagerado” (véase más abajo) y ofertan promesas dudosas. Compruebe las referencias que utilizan para hacer sus afirmaciones. El editor, ¿sólo cita revisiones anecdóticas (por ejemplo, testimonios personales), o hace referencia a estudios científicos sólidos? Los editores de calidad citarán referencias de estudios científicos publicados en revistas psicológicas o médicas de prestigio. La página web, ¿proporciona información sobre la hipnosis de fuentes fidedignas, y proporciona advertencias sobre el mal uso de la hipnosis? También es una buena idea comprar de editoriales que dan muestras de sus cintas/CDs o que tienen una política de reembolso segura.

3. Sea muy prudente con las afirmaciones exageradas y sin apoyo científico. La mayoría de las personas están familiarizadas con la publicidad exagerada encaminada a elevar las ventas, y, en general, conoce el viejo dicho de que si parece demasiado bueno para ser cierto… entonces probablemente no lo es. Ese refrán se aplica también a la hipnosis. Las cintas de hipnosis (¡y los profesionales!) que anuncian resultados instantáneos o súper rápidos son probablemente engañosas. Hay editoriales de cintas y CDs de hipnosis dirigidas por verdaderos charlatanes. Como regla general, si el sitio web va en contra del sentido común, entonces hay que descartarlo. También es prudente evitar las cintas y CDs (y sus promotores) que afirman ser capaces de «curar» problemas de larga duración, como el alcoholismo o la depresión crónica. Si estas cintas y CDs llevan a retrasar o impedir a la persona buscar ayuda profesional, no sólo no «curan», sino que pueden causar verdadero daño.

4. Las cintas y los CDs pueden ayudar, pero sólo en parte. Muchos problemas no los pueden resolver por sí solos las cintas y los CDs. Los editores serios advierten de ello de manera clara y sencilla (y no oculto en la letra pequeña), y orientan al consumidor que puede beneficiarse de ayuda cualificada. Estos editores distinguen claramente entre la adecuada auto-ayuda y auto-mejora y los problemas conductuales serios que requieren la intervención profesional. Los mejores centros de referencia utilizan asesores del más alto nivel posible (con acreditadas formación y credenciales) para ayudar en este proceso.

Con estas pautas en mente, los consumidores y potenciales clientes aumentarán la probabilidad de obtener la ayuda que realmente quieren y necesitan. Limitar su elección de materiales de hipnosis (como las cintas y CDs) y de profesionales de la hipnosis clínica a aquellos profesionales de la salud debidamente formados y con licencia para la práctica, son los primeros pasos importantes en el camino hacia una experiencia exitosa de la hipnosis.

Acreditación: puede no ser el maullido del gato

Steve K. Dubrow Eichel, Ph.D., ABPP (2002)

(Traducido  al castellano con autorización del autor,  por el Grupo de Trabajo de Hipnosis Psicológica del Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana; © de la traducción (2007))

El gato está fuera de la cesta

Después de muchos meses, he terminado este artículo sobre la acreditación cuestionable en la hipnosis y «la psicoterapia.»   Un reportero de una revista escribió al «Dr. Zoe D. Katze» para que participase en un artículo sobre la hipnosis para el parto.  Había localizado el nombre del Dr. Zoe en la página web de la American Association of Professional Hypnotherapists.  Tuve que decirle la verdad.

Dr. Zoe D. Katze, Ph.D., C.Ht., DAPA, es un gato. De hecho, ella es mi gata.   Aquellos que están familiarizados con el alemán probablemente ya habrán disfrutado de una buena carcajada.  «Die Katze Zoe», se traduce literalmente como «Zoe el gato.»

Las credenciales de Dr. Katze tienen un aspecto  impresionante. Tiene certificados de tres importantes asociaciones de hipnoterapia, tras  haber cumplido sus «estrictos requisitos de formación», y tras haber revisado a fondo sus antecedentes.   También tiene un diploma en psicoterapia de una asociación, que proclama promover el más alto grado entre los psicoterapeutas.

Me sentí motivado a conseguir la credencial de mi gato por dos razones.  En primer lugar, yo ya, cada vez más, estaba al tanto de todas las credenciales cuestionables que se daban por ahí, y me estaba cansado de parecer que me ponía a la defensiva  con clientes que van de compras de terapeutas, y que se enfrentan a mí diciéndome: «He encontrado a alguien con todas estas certificaciones y diplomas, y que cobra la mitad que los psicólogos.»

La última gota (y mi momento de inspiración) se produjo durante una búsqueda en Internet para un colega. Accidentalmente llegué a la página web de otro «psicoterapeuta», en el que figura un doctorado de una infame fábrica de diplomas. Además de sus grados, enumera un verdadero alfabeto de sopa de letras impresionante después de su nombre, correspondientes a diversas placas de certificados, y su condición de «Diplomat [sic] y Fellow»  de la «asociación más grande del mundo de profesionales de la hipnosis. » (Nota del traductor: Fellow suele ser un grado que se reserva para personas de alto prestigio dentro de una asociación)

Decidí conseguir las credenciales a mi gato

Fue sorprendentemente fácil de hacer.  En primer lugar, dado que muchas de las transacciones financieras se realizan con tarjeta de crédito, tuve que realizar algunas gestiones para que Zoe dispusiera de crédito.   No hubo problema; sólo le incluí como un usuario autorizado de una de mis propias tarjetas de crédito  (el agente de la tarjeta de crédito solicitó el número de la Seguridad Social de Zoe, pero luego alegremente cedió cuando le dije que tardaría tiempo en buscarlo).

El resto fue igual de fácil.  En el infame mundo de la cuasi acreditación y los diplomas fraudulentos, el dinero habla.   O al menos maúlla.  Todo lo que tenía que hacer era conseguir a Zoe su primera credencial, que lo hice rellenando una «solicitud de certificación» en una página web de una asociación de hipnosis.   Pague su tasa de solicitud, y, en unas semanas, Zoe tuvo su primer papel.  Dado que la mayoría de asociaciones de hipnosis de legos tiene un acuerdo de reciprocidad de respeto con las demás certificaciones, obtener más certificados (que suenan impresionantes)  es coser y cantar.

Zoe está certificada (o estuvo, ya que dudo que pagara las tasas de mantenimiento de la certificación) por The National Guild of Hypnotists, The American Board of Hypnotherapy, and The International Medical & Dental Hypnotherapy Association. Ella es una profesional Miembro de la American Association of Professional Hypnotherapists.

En el paso siguiente, decido poner ya el broche de oro: Certificación de Junta (Board Certification).  Puesto que a la  condición de Diplomado se le reconocegeneralmente como indicador de un alto nivel de competencia en un médico o profesional clínico, decidí solicitar el estatus de  Diplomatura  para Zoe en una organización a la que (debo reconocer) yo estuve una vez asociado. The American Psychotherapy Association (APA) fue fundada hace varios años por personas asociadas con el American College of Forensic Examiners» para el avance de la profesión de la psicoterapia.»   (El ACFE es, en sí misma, una lucha por lograr un cierto grado de legitimidad y respeto, y fue objeto de al menos un artículo muy crítico en un periódico nacional publicado por la American Bar Association.)

Dimití de la Junta Consultiva de la Asociación Americana de Psicoterapia (American Psychotherapy Association) después de tener la sensación de que estaban hablando acerca de la integridad en la acreditación, pero no de avanzar en ello.  En lo que a mí concierne Zoe D. Katze tenía que ponerle la guinda a este mal cocinadopastel.  Yo inicialmente solicité el Diploma de Zoe por Internet.   Para su acreditación, la APA (Nota del traductor: no confundir esta APA con las otras de Psicología o de Psiquiatría) escribió de nuevo para pedir un resumen o  currículum vitae antes de poderla certificarla.  (Las asociaciones legas de hipnosis no piden para ello mucho.) Yo rápidamente monté uno, que era una ventana abierta, con algunas sutiles, y no tan sutiles, pistas sobre la «verdadera» identidad de Zoe.   (Mi pista favorita: consulte su posición en el falso «Tacayllaermi Friends School», en New Castle, DE. Juegue con la ortografía hacia atrás «Tacayllaermi» y verá lo que quiero decir.(Nota del traductor: imreallyacat: soyrealmenteungato)

También consiguió Zoe un Doctorado en Psicología de Counseling, y una Consejería M.S.  en Hipnoterapia Clínica, a través de la muy conocida venta por correo de algunas universidades.  Que yo sepa, no existen  acreditaciones regionales de cursos de postgrado de Hipnoterapia Clínica.

Por supuesto, si hubiera querido la APA, podría haber solicitado copias de las certificaciones que figuran en su C.V., y yo se las podría haber proporcionado.   No se hizo tal solicitud.  Ni en el caso de los certificados, ni de las transcripciones de las universidades a las que supuestamente asistió, ni para ninguna de las licencias para la práctica de psicología, trabajo social, o asesoría.   La APA no parece que las considerase necesarias para elevar a una persona (o un gato) a la noble condición de «Diplomate.»  Huelga decir que no se requería ningún examen (ni siquiera realizado por un veterinario).

Y en unas pocas semanas, Zoe recibido un certificado magnífico, de aspecto impresionante, que acreditaba haber cumplido los «rígidos requisitos» para su «designación como Diplomate.»   De acuerdo con la carta de aceptación de la APA recibida por Zoe, el Diplomate «se limita a un selecto grupo de profesionales que, en virtud de su amplia formación y pericia, han demostrado sus sobresalientes capacidades en lo que respecta a su especialidad.»

No está mal para un gato que no es ni siquiera de pura raza.

¿Qué significan las credenciales, en realidad?  En la mayoría de las profesiones de la salud, la credencial de base es una licencia. La psicoterapia y la hipnoterapia son actividades que son difíciles de regular.  Con pocas excepciones –un examen psicológico puede ser el único- no requieren de una capacidad para utilizar una tecnología bien definida o exclusiva (como la cirugía), o de activos tangibles (como los productos farmacéuticos).   En lugar de ello, se basan fundamentalmente o exclusivamente en la comunicación y la interacción humana.  En última instancia, así pues, estamos ante una propuesta aparentemente imposible: ¿Cómo se «licencia» una forma de interacción humana?   Las juntas de concesión de licencias han asumido en esta tarea, pero normalmente no tratan de definir o hacer cumplir ningún conjunto de comportamientos, salvo a los que se someten a la concesión de licencias. Por supuesto, hay fuertes incentivos para ser meritorio de una licencia, como son la posibilidad de acogerse a un reembolso del seguro, de determinados organismos, de servicios de atención médica, o de cargos en el Gobierno.   Pero, en general, uno se las puede arreglar sin una licencia para la práctica, sobre todo si se tienen otras fuentes de ingresos.  Algunos profesionales sin licencia han tenido un éxito espléndido, les doy las gracias; el terapeuta -sin licencia- y autor, John Gray, es uno de los principales ejemplos; el programador neurolingüístico  y orador motivacional Anthony Robbins es otro.

Y para los miles «consejeros» y «terapeutas», con práctica privada, que se dedican a lo que es esencialmente un pequeño negocio a tiempo parcial o incluso un hobby (que no necesitan estos ingresos para sobrevivir), la concesión de licencias es en gran parte superflua -con sus  rígidos requisitos de experiencia, procedimientos de aplicación y examen laboriosos y requisitos de formación continua-, puede que quizás. incluso irritante.

En Psicología y la salud mental, la investigación sobre si la concesión de licencias realmente garantiza la competencia ha dado resultados no concluyentes.   No obstante, la concesión de licencias y la certificación son mínimamente capaces de hacer dos cosas: (1) la garantía de que una persona posee una preparación oficial de la información básica (por lo menos en el momento del examen) y comparte algo de educación/formación común además de la experiencia; (2) proporcionar un sistema de rendición de cuentas al público.

En comparación con el tratamiento conservador, rígidamente reglamentado y altamente estructurado del mundo de la medicina, la psicoterapia es el salvaje oeste de la acreditación.   Cuando un médico recibe la certificación, sus pacientes pueden estar razonablemente seguros de que su médico ha completado un curso bastante uniforme de la formación y ha pasado un examen difícil.   En la salud mental, la acreditación es mucho más variada y amorfa.  Hasta hace relativamente poco, «junta de certificación» se entiende o bien Diplomated por la American Board of Professional Psychology (ABPP) o, si es un trabajador social, por la American Board of Examiners in Clinical Social Work. Había también un pequeño número de certificados de aptitud disponibles (por ejemplo, el de counseling para  la rehabilitación, o el de orientación profesional) para aquellos que completaron los requisitos de formación básica (y, por lo general un examen) en ese área.

Pero, en mi opinión, algo que ocurrió en los años 80 y 90, es la causa directa de la proliferación de la acreditación (y pseudoacreditación) en  salud mental.   En primer lugar, la llegada de los cuidados administrados, coincidiendo con la proliferación de programas de postgrado en salud mental (especialmente en el grado de de maestría), dio lugar a crecimiento incontrolado de la oferta de profesionales mientras que la demanda se hizo cada vez más restringida.   Como resultado de ello, muchos profesionales de la salud mental comenzaron a luchar usando distintos medios (cualquier medio) para distinguirse a sí mismos de los demás, tratando de destacar de lo que se percibe como horda común.

En segundo lugar, durante los últimos 20 años se ha dado una proliferación de especialidades y «técnicas», algunas válidas, otras un poco dudosas, y, otras, peculiares invenciones de sus creadores.   En algunos casos, especialidades como el tratamiento de los traumas, neuropsicología y psicología forense, fueron esencialmente inventadas donde no existía nada antes, debido principalmente a los avances de la ciencia, así como la práctica de la Psicología. Sin embargo, otras más dudosas credenciales se deben posiblemente también a la existencia de algo  que conduce a la elaboración de «certificados de especialistas», de «terapeuta de energía», de «terapeutas de abducciones de extraterrestres», o  «terapeuta de regresión a vidas pasadas.»

¿Cuán confuso debe ser esto  para los clientes y consumidores de nuestros servicios?  ¿Y cómo es de frustrante para el médico legítimo que podría sentir su «credencial impugnada», o incluso intimidado por el terapeuta que se anuncia a sí mismo con múltiples credenciales rimbombantes?

¿Se necesitan leyes adicionales que ayuden?  En mi opinión, probablemente no.   De hecho, no puede pensarse en una solución legislativa o jurídica que incida positivamente en la acreditación, lo que es peor, sin crear problemas.   A diferencia de la Medicina, que regularmente abarca temas inmediatos relacionados con la vida y la muerte, los médicos de salud mental suelen tratar con algo más sutil y (con la excepción de un porcentaje relativamente pequeño de las  situaciones de emergencia críticas), menos situaciones urgentes peligrosas. Como resultado, el público y nuestros legisladores tienen menos probabilidades que preocuparse por la inflada o incluso no plausible cantidad de reclamaciones formuladas por algunos terapeutas.   Además, los médicos han operado tradicionalmente en virtud de una especie de tradición libertaria.  En general aborrecemos directrices, manuales de tratamiento, o de cualquier agente externo que afirme ser capaz de juzgarnos o medir nuestras competencias.   Tampoco queremos nada más allá de amplias sugerencias cuando se trata de agentes externos que nos dicen qué constituye la «buena» frente a la «mala» terapia.   Y por una buena razón.  El comportamiento humano y la «mente» son más complicados que, por ejemplo, el hígado o un hueso roto.  Lo que es «bueno» y «malo» para la psique no es tan fácil de definir como lo que es bueno para el hígado o malo para la fíbula.  Los psicoterapeutas debemos seguir para argumentar y debatir estos asuntos, y por valorar nuestros desacuerdos.   Espero que nunca lleguemos a comprender completamente la mente y lo que es «correcto» para ella.  (Si alguna vez lo hicimos,  habríamos estado a un pequeño brinco, y saltamos fuera de una forma de fascismo psicológicamente-sancionada, que haría a la de  Orwell’s 1984 parecer una utopía Hippie.) Los que afirman conocer la verdad absoluta acerca de la psique humana tienen más probabilidades de ser demagogos y de hacer psicoterapia de culto que los líderes benevolentes modelos.

Así pues, parece que, con la posible excepción de las más atroces formas de «terapias certificadas», estamos condenados a tolerar una amplia gama de organismos de acreditación, de la legítima a la cuestionable, e incluso las que son simples engaños. Es tarea de cada uno de nosotros examinar nuestras propias motivaciones para la obtención de credenciales (tanto legítimas como dudosas), vigilarnos a nosotros mismos y a nuestras propias profesiones, y a hacer todo lo posible para educar al público.

Sin embargo, uno tiene que preguntarse: ¿Qué valor puede tener una credencial que puede ser tan fácil de obtener para una común mascota del hogar?   Espero que el desenmascaramiento del Dr. Zoe D. Katze, Diplomado en Psicoterapia y Certified Hypnotherapist, hará que algunas personas se sientan muy, muy enojadas.   Espero que se encuentren dentro del ámbito de su ira la demanda de cambios importantes en el proceso de acreditación empleado por estas asociaciones.

La limitación de una credencial al homo sapiens sería un buen comienzo.

Zoe

National Guild of hipnotist

International Medical and Dental Hypnotherapy Association

American Board of Hypnotherapy

American Hypnotherapy Association